¿Qué es lo que más quieres en esta vida?
¿Un trabajo mejor?, ¿una casa mejor?, ¿ropa nueva?, ¿un coche nuevo?
Muchas veces pensamos que cuando tenga esto… cuando los niños sean mayores… cuando cambie de trabajo… cuando lleguen las vacaciones, cuando se me pase esto… Nos hemos acostumbrado a vivir diciendo “¡Por fin es viernes!, me queda una semana para coger vacaciones… ¿Cuántos momentos del día dependen de ti o de las circunstancias externas?, ¿qué es lo que quieres en realidad?. Yo tengo claro una cosa, quiero estar bien, no quiero esperar a que llegue el viernes, no quiero esperar a que mi hija se haga mayor… yo quiero estar bien ahora, en el presente con lo que hay, independientemente de las circunstancias externas…
Pero tras mucho buscar me di cuenta de una cosa, de la importancia que tiene de darse cuenta de lo que sí está en mi mano y eso solo es una cosa mi actitud. Cuando te das cuenta de eso y empiezas a trabajar de verdad en cambiarlo la libertad que adquieres es muy grande. No depender de lo que pasa ahí fuera te da una gran independencia. Por supuesto hay muchas situaciones que no me gustan, cosas que me gustaría que fuesen de otra forma, pero ya he aprendido a que no perturben mi paz interior, por lo menos no por mucho tiempo… Y eso lo he conseguido gracias a Mindfulness. ¡Bendito Mindfulness!!. Lo único que me da pena es no haberlo descubierto antes.
La diferencia ahora es que puedo distinguir entre lo que es real y lo que es un añadido de mi mente. Puede que no me guste lo que hay, pero he aprendido algo muy importante a parar mi “bucle mental”, a no alimentar con más pensamientos negativos lo que de entrada no me gusta, de esta manera puedo elegir o gastar mi energía ante lo inevitable o aceptar lo que es lo que hay y seguir el mejor camino.
Todo esto es solo posible si aprendemos a no ser arrastrados por nuestra mente, por nuestros pensamientos parece algo muy lógico ¿no? pues no lo hacemos. Simplemente porque no nos han enseñado cómo y porque nuestra mente está hecha para escapar de situaciones que considera “malas”. Durante el “bucle mental” nuestra mente está en modo rechazo, en modo resistencia, en modo lucha y supervivencia. Esto es en realidad su trabajo y lo hace muy bien… en esos momentos el problema es que tu mente no está buscando soluciones ni planeando estrategias que te ayuden a cambiar todo aquello que molesta o tienes que cambiar.
La mente en este estado, está saltando de pensamiento en pensamiento, normalmente poco resolutivo y bastante dañino. Suelen ser pensamientos del tipo: ¿Y porque a mi?. Esto no me gusta, quiero que se pase, no quiero que me diga eso, no quiero que esa persona actúe de esa forma… nos quedamos atrapados ahí y realmente no sirve para nada.
Nos resistimos, el cuerpo se contrae, nuestras emociones difíciles se intensifican y las hormonas del estrés se disparan. El problema es que una mente sin entrenar tomará una y otra vez ese camino. Pero podemos salir de ahí, salir de la mente en piloto automático, que lo único que hace en estos casos es añadir más y más pensamientos destructivos. Podemos parar y pasar a la acción, pasar de pantalla. Cuando conseguimos hacerlo nuestro bucle mental para, nuestra mente se calma, pasa a un modo de pensamiento más adaptativo, más resolutivo y podemos relacionarnos con lo que pasa de forma diferente de una forma más objetiva y proactiva.
Te digo que esto es posible, pero no sin hacer nada, solo funciona con una mente entrenada, una mente que sea captar de darse cuenta, de parar y ver con claridad. Esto solo se consigue practicando, siendo consciente de que te has metido una vez más en el bucle, reconociendo lo que hay. Yo eso lo conseguí gracias a Mindfulness. Todo esto también está en ti, solo tienes que conocerlo y entrenarlo. Se puede, doy fe de ello y merece mucho muchísimo la pena intentarlo.
Yo decidí que estar bien, es lo que quiero, pese a todo, pese a lo que venga a mi vida.
¿Tú que quieres?